martes, 7 de enero de 2014

Semana 8. I San Silvestre Realejera 2013.

   Llegó el 31 de Diciembre, adiós 2013 gracias por los buenos y malos momentos que me has hecho vivir, pero no te marcharás sin presenciar mi última carrera del año. Tenía todo preparado para realizar la I San Silvestre Realejera 2013. Una nueva carrera que había surgido gracias a los inquietos amigos del equipo Canarypol. En total sería una carrera de 4,5 kilómetros a realizar en dos vueltas a un circuito urbano. Donde a grosso modo podría dividir una vuelta del circuito en dos subidas y dos bajadas claves. Siendo la última subida que cruza por la mitad Los Potreros la más sostenida y por ello la más dura. Enlazando a continuación con la bajada más pronunciada y larga de las dos. Aquí, si no te había dado tiempo de calentar ya se encargaba la pendiente de ponerte los cuadriceps a tono ;).
   Termino el día de trabajo mejor de lo esperado y estoy al mediodía en casa para almorzar. Como sin prisas (cosa de lo más extraña en mi cuando hay una prueba después jeje), preparo la ropa de abrigo, la de correr y descanso unos minutitos tumbado en la cama. A las 18:00 empieza la prueba, llego sobrado de tiempo, media hora antes. Tengo todo listo, dorsal, chip, gorro de Papá Noel, pulsómetro para anotar referencias y ganas de darlo todo corriendo. 
I San Silvestre Realejera 2013, www.elmonotriatleta.blogspot.com.es, www.davidlorenzo.es
Salida I San Silvestre Realejera 2013. Fotógrafía: www.davidlorenzo.es
    Nos juntamos un grupito de seis y nos damos una vuelta al circuito para ver el recorrido in situ y calentar un poco. Mientras hacemos la bajada final, escucho que se aproxima alguien a gran velocidad, parecía una metralleta disparando zancadas. Cuando me fijo bien lleva una coleta y su indumentaria está teñida de colores pasteles. Si así realiza los calentamientos no me quiero ni imaginar cómo va a salir la señorita escopeta (al finalizar la prueba veo que es la misma persona que gana la carrera en categoría femenina). El speaker comenta que en breve se realizará la cámara de llamada. Arriesgamos un poco y realizamos las últimas progresiones en los 300 metros siguientes a la salida. Ahí me doy cuenta de lo dura que puede ser la prueba, quien no controle un poco al principio en la segunda vuelta se las va a ver y desear para cruzar la línea de meta. Faltando siete minutos para la salida echo un vistazo a los doscientos cuarenta participantes que tenía a mi alrededor y veo muchas ganas de competir, la gente aparentaba tranquilidad pero entre cada frase que podías sacar a cucharilla a los allí congregados su lenguaje corporal (palmadas en los muslos, saltitos tocando rodillas en el pecho, mano derecha buscando el reloj en la muñeca izquierda intermitentemente, labios mordidos, cabezas bajas y ojos cerrados) me decía que después del pistoletazo de salida iban a dejar el sentido del humor allí en meta y no lo recogerían hasta pasado dos vueltas. Cuando faltaban dos minutos para la salida, un señor con chandal azul cruza de lado a lado el ancho de la carretera con un cartelito en el que aparecía el número 2 pintado en negro. Me gustó esta comunicación no verbal con el atleta jejeje.
Yosu y Papá Noel sufriendo. Fotografía: www.davidlorenzo.es
   Comienza el espectáculo, se lanza una cuenta atrás sin posibilidad de retorno y antes de que la multitud pudiera terminar de corear la palabra "cero" se escucha el pistoletazo de salida. Me imaginaba que se saldría rápido y así fue. Casi 20 personas delante mío yendo a un ritmo por debajo de 3:25 el kilómetro. No me dejo llevar por la situación y controlo mi ritmo. Hago una lectura de la carrera nada más llevar 100 metros, delante Ricardito, Norberto, Raúl Montelongo, Emilio... lo normal, así que pienso que no estoy mal situado y que tengo que ir a hacer mi carrera. Recorrido la mitad de la primera subida me encuentro a Yosu y me comenta algo así como que la carrera ha salido muy rápida o que este ritmo es muy rápido. Yo le comento que afloje un poco, que se olvide de los primeros y que intente ir conmigo que las subidas pondrán a cada uno en su sitio. Llega la primera bajada importante, donde además nos cruzamos con el resto de participantes. Intento lanzarme todo lo posible, si no soy rápido en llano, ni bueno subiendo por lo menos deja darme el gusto bajando  jeje. Al afrontar la segunda subida importante ya la carrera está totalmente rota. Ricardito delante, dos grupos intermedios, alguno que otro suelto y yo. Mantengo el tipo en esta subida y vuelvo a lanzarme en la última bajada. Adelanto a alguno que otro pero creo que más por desmérito de ellos que por mérito mío. Cuando finalizo la primera vuelta hago una recopilación de sensaciones y pienso que voy al ritmo perfecto y que tengo fuerzas suficientes para terminar aprentado, es decir, forzar un poco más la maquinaria. A los treinta segundos de cruzar la meta y de sufrir en mis carnes otra vez la primera subida del circuito se esfuma de mi mente cualquier atisbo de fortaleza física y empiezo a notar que la verdadera carrera empieza ahora. El que mejor sepa llevar su cruz será recompensado con un puesto más alto en la clasificación general. Intento mantener el ritmo aunque mi respiración vaya mucho más acelerada y mis piernas tímidamente me estén pidiendo aflojar. Al afrontar la primera bajada de la última vuelta no voy tan raudo como en la primera, reculo y me vuelvo "reservón", mis sensaciones me dicen que estoy yendo al límite. De "insensato" hago caso a mi cuerpo, mis piernas en esta pendiente ya no tiran hacia adelante sino que se esfuerzan en frenarme para que no me embale. Al llegar a un falso llano antes de la última subida me arrepiento de haber aflojado. El que manda es mi cabeza no mi cuerpo, tú dame todas las señales que quieras pero yo sopeso si vale la pena el riesgo o no. En la última subida vuelvo a mirar hacia el frente y si mal no recuerdo, veo a Ricardito destacado, a gran distancia dos personas detrás de él, un grupito casi en paralelo de cuatro o cinco con Norberto y Montelongo y uno o dos descolgados delante mío. Tengo que mantener el ritmo y si me quedan fuerzas, aumentarlo. El esfuerzo final lo tengo que hacer ahora que en la bajada ya es dejarme caer. Y así hago. Al empezar ya la última bajada de la prueba el grupo de 4 ó 5 se ha disgregado totalmente y el último de ellos empieza a mirar hacia atrás repetidas veces (me encantan esos signos de debilidad jejeje) me saca perfectamente treinta y tantos metros de distancia pero no lo doy por perdido, me lo tomo como la presa a cazar. Detrás mío escucho pasos muy cerca pero no pienso mirar ni quien es. Yo voy a apretar al máximo hasta el final  y seguro que un sprint en meta cae, si viene alguien por detrás y me adelanta en estas circunstancias, bravo por él, me habrá ganado de tú a tú con todas las de la ley. En la pronunciada bajada aprieto más si cabe, pero no veo que recorte mucha distancia. Justo al acabar la pendiente hay un giro hacia la izquierda, alguien me grita que voy décimo, y diviso el falso llano que te lleva a la línea de meta. Podrían ser 250 metros a ojo de buen cubero.
I San Silvestre Realejera 2013, www.elmonotriatleta.blogspot.com.es
Lo mejor siempre llega al final.
Cierro los puños y me lanzo como un perro desbocado en busca del hueso que le han robado. Aquí, si voy notando que me acerco, me voy pegando, pero el arco de meta también lo hace. Los metros para él parecen que son más largos que para mi. Voy ciego, no noto cansancio ni flojera alguna, sólo pienso en ir más rápido todavía. Me encuentro a cuatro metros, tres metros, dos metros, un metro, ya lo tengo!!! de repente gira un poco la cabeza para saber por dónde iba y pasando por debajo del arco me cambia de trayectoria poniéndose delante mío y obstaculizando mi maravillosa remontada jeje. Más sabe el diablo por viejo que por malo. En este caso la experiencia le valió para no ser adelantado in extremis. Al acabar le comenté que tenía que ponerle difícil ese noveno puesto y creo que así fue. Me quedo con un muy buen sabor de boca por haber aguantado el tipo durante toda la carrera yendo de menos a más, sabiendo escuchar lo que mi cuerpo me dice, intentando manejar las sensaciones con cabeza y apretando al final para entrar a meta totalmente asfixiado sprintando como a mi me gusta jejeje.
   Pueden ver el resto de las fotos de la prueba en la web del gran fotógrafo deportivo David Lorenzo, todo un crack. Y aquí les dejo el enlace a la clasificación general.
   Una carrera divertida, apta para cualquier atleta, esté empezando o ya sea un experimentado corredor, que da mucho juego además a aquellas personas que no son muy rápidas pero dan bastante batalla subiendo y bajando. Una organización a la altura, cortando todas las carreteras al tráfico rodado, gran avituallamiento final y sin ninguna demora a la hora de entregar trofeos y sacar la clasificación provisional. ¿Qué más puedo decir?... Pues que estaré allí el año que viene sin falta, ¿tú te lo vas a perder?

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